"Espérenme villanos, enseguida vuelvo"

Nunca tuvo olfato goleador. Sus ojos siempre fueron lo fuerte de su juego. Sus ojos y sus piernas para morrear, claro está. Pero con una sola mirada el ya tenía el panorama de a quien marcar y donde presionar. El hombre de las mil batallas librada en la mitad de cancha, el jugador de todos los puestos el blanco de Lea para todas sus patadas, rechazos y rusticidades. 149 partidos jugados y 0 gol, pero infinidades de pelotas recuperadas, pases gol y relevos a los compañeros. Su no olfato goleador lo llevó a tomar decisiones. No lo hicieron sus goles en contra ni mucho menos aquel malintencionado árbitro que le anuló su única conquista con un golazo de zurda. Sí, sí, párrafo aparte para ese juez que lo marginó de entrar al selecto grupo de anotadores del equipo y permitió que al lado suyo, Adrián pareciera Van Basten con un gol y medio convertido en los 567 partidos que jugó. Pero decíamos que su no olfato goleador lo llevó a tomar decisiones, quizás las más duras de toda su carrera. Nuestro querido Rodrigo, “El SúperChueco”, será intervenido quirúrgicamente de su nariz para poder recuperar aquel olfato de gol que tuvo de pequeño y perdió con el tiempo. La operación será hoy y desde acá, todo el equipo atómico le desea una excelente jornada (a los médicos por supuesto) y una pronta recuperación al mediocampista atómico. ¡Ya te estamos esperando, Chuequín! Volvé pronto.
PD: Nos llegó una carta de Leandro, ofuscado, acusando al Chueco de traidor y vendido. El rústico defensor acusa a su compañero de abandonarlo en la lucha, de cambiarse de bando. “¿Por el casamiento de fin de año?”, preguntaron muchos. “No”, contestó Leandro, “porque ahora soy el único narigueta del equipo”. Esta historia de celos e ira continuará…